Clickbaiting y la filosofía que hay detrás.

Este artículo no te hará reencontrarte con la fe en el género humano. Tampoco te sorprenderá o te impactará. Lo que hará, quizá de un modo claro e inteligente, será explicarte porque las personas continúan cayendo en la trampa del clickbait. Ves, justo como has hecho tú hace unos pocos segundos.

Cualquier opinión que tengas al respecto: sea positiva o negativa, que promueva el oscurantismo o la autorización, que no lo considere demasiado grave o que en cambio sea el peor mar sobre la faz de la tierra, una cosa está clara sobre el clickbait: es siempre muy difícil de definir.

Algunos, como Ben Smith, lo definen simplemente como un artículo que no mantiene la promesa que se da el título. Por otra parte, hay quien piensa que se trata de una lista de artículos insulsos. Y luego hay quien es simplemente lo definen como un de las cosas que no les gustan especialmente de internet.

Pero hay una cosa con la que la mayor parte de las personas está de acuerdo: el clickbait es algo fastidioso, pero funciona, también cuando los lectores se dan cuenta de lo que trata el artículo. La gran juego de la semántica puede ser una de las causas de su eficacia.

Pero también juega un papel bastante importante la ciencia que estudia el comportamiento. como han confirmado diversos estudios, puedes atribuirle tu inclinación a ser seducido por el clickbait a dos factores fundamentales: la increíble importancia que las emociones ejercen en tu juicio intuitivo así como en tus decisiones cotidianas y la pereza de tu cerebro

Fábrica de las emociones

El clickbait no deja nada a la casualidad. los redactores escriben los títulos para manipularte o por lo menos atraer tu atención, pero esto es algo que ha sucedido desde siempre. “ cuerpo sin cabeza en un club de striptease” o “Stick Nix Hick Pix” no existirían si en las publicaciones no interesará atraer al ojo y a la mente.

La diferencia con el clickbait es que asiduamente eres consciente de esta manipulación y ni siquiera puedes evitar resistirte.

Tiene mucho que ver con las emociones y con el rol que juegan en los procesos previsionales diarios que toma tu cerebro, dice John Verger, que estudia la influencia social y el contagio a la universidad de pensilvania.

El despertar emocional o el nivel de respuesta física que deriva de la emoción, es un ingrediente fundamental en el comportamiento ligado al clickbait. La tristeza y la rabia, por ejemplo son emociones negativas, pero la rabia es mucho más potente. Nos enerva y nos obliga a actuar, o al menos eso es lo dice Verger sobre la rabia.

Si has caído más de una vez en la trampa del clickbait ultra jugoso o has pasado/perdido tiempo leyendo artículos odiosos o viendo vídeos todavía peores, sabes de qué está hablando perder. la rabia la ansiedad, la excitación, la inspiración, la sorpresa… son todos ellos potentes sentimientos a los cuales los títulos de clickbaits intentan apuntar

Un grupo de investigadores defienden esta teoría. En un periódico de reciente creación llamado “Breaking the News: First impressions Matter On Online News” los investigadores han analizado 75.000 títulos de piezas publicadas en organismos de prensa internacional durante 2014.

Después de haber analizado la popularidad emocional de estos títulos, esto es si la primera emoción provocada fue positiva, negativa o neutra, y han descubierto que un sentimiento extremo ha obtenido la puntuación más alta. Esto no significa solamente que noticias muy negativas o muy positivas tiendan a atraer más lectores, sino que un título tiene más posibilidades de recibir un click sí el sentimiento expresado en su texto es extremo, ya sea positivo o negativo.

Atención a el efecto curiosidad

Prometer una experiencia alucinante o intentar impresionarte utilizando hipérboles y superlativos, es uno de los mejores modos para conseguir que hagas click. Otro es provocar curiosidad. Los artículos de upworthy son particularmente eficaces en este aspecto y los psicólogos han estudiado elaborando varias teorías sobre el porqué de todo ello.

En la mitad de los años 90 Weinstein inventó la teoría que convinió en llamar divulgación de información. Enuncia, en realidad, que cada vez que percibimos un desvarío, entre aquello que sabemos y aquello que queremos saber, este desvarío tiene consecuencias emotivas.

En otras palabras, no saber es congnitivamente desagradable. Históricamente, este pensamiento está en la base del principio de los títulos del ya citado “upworthy “ lo que sucedió después te sorprenderá”. La clave está, tal y como afirman los psicólogos, en presentar a tu público algo de lo que saben un poco, pero no demasiado.

Números y listas

Umberto eco, el reconocido escritor italiano, es famoso por haber dicho que los seres humanos estamos fascinados por las listas porque tenemos miedo de morir. Los psicólogos están de acuerdo con esta afirmación.

Como han demostrado varios estudios, las listas son muy agradables desde un punto de vista cognitivo porque entre otras cosas nos ayudan a afrontar el infinito y a intentar comprender lo incomprensible.

Aquí va una lista de los breves motivos porque los títulos en lista son tan eficaces:

  • Usan normalmente los números y los números destacan cuando visitamos una página llena de títulos y letras infinitas, si son números extraños destacan en un modo particular.
  • Estos números ayudan a cuantificar la extensión de la historia y sugieren la cantidad de atención necesaria para leerla con soltura.
  • Organiza la información en el espacio, cosa que le gusta a nuestro cerebro
  • Son agradables, porque eliminan la paradoja de la elección, presentando una cierta ilusión de certeza.

El meollo de la cuestión es que las listas ayudan al crear una experiencia de lectura, o de pensamiento, más simple. Y hay pocas cosas que tu cerebro aprecia más que la simplicidad cognitiva. Porque tu cerebro cree que la simplicidad es una señal de que las cosas están yendo bien porque prometen un final predefinido y hace parecer el mundo más comprensible.

Las listas alejan el esfuerzo, la complejidad, y la ambigüedad mental. Esto, aunque no parezca muy políticamente correcto decirlo, es parte de su éxito.